El apio es una verdura que gusta mucho, y la típica que no la utilizamos y consumimos tanto como deberíamos. El apio tiene un sabor muy particular y puede convertirse en un ingrediente interesante por todas sus combinaciones. Aunque en algunas ocasiones suele quitar el protagonismo a los sabores de los alimentos que acompaña, es muy fácil de utilizar. Además, puede dar mucho juego en la cocina, ya no sólo por la cantidad de ingredientes con los que se puede combinar, si no por las diferentes formas de cocinarlo.
El apio es, en general, un alimento muy beneficioso para muchos órganos y funciones de nuestro organismo. Es un alimento muy recomendado para las dietas por su bajo contenido calórico y su aporte de nutrientes.
El apio es una verdura con un sabor muy especial y uno de los que más curiosidad crea en cuanto a sus beneficios. Por ello, desde Grupo Lucas te vamos a mostrar sus propiedades, sus ventajas y cuál es la mejor manera de cocinarlo para mantener sus características.
El apio es considerado uno de los mejores alimentos reguladores de la dieta, esto se debe a que entre el 90-95% de su peso es agua, por lo que equilibra la ingesta junto con otros alimentos con mayores valores en nutrientes. Además, su aporte en calorías es muy bajo y tiene un gran poder saciante.
Los nutrientes que cobran más importancia son el potasio y el magnesio, y es una buena fuente de vitamina K. También contiene pequeñas cantidades de vitamina C, vitamina A y algunas vitaminas del grupo B.
También cabe destacar que el apio es rico en aceites esenciales como el selineno, cimol y limoneno y contiene además cumarinas, un glucósido, la apiína, apigenina, vitamina C y sales minerales (hierro, fósforo, manganeso y calcio).
Diurético y depurativo. Como hemos dicho antes, es rico en aceites esenciales, y esto en combinación con el potasio y el sodio, hacen el apio un excelente diurético. Esto ayuda a la depuración del organismo y eliminar el ácido úrico, entre otras toxinas. También ayuda a eliminar los cálculos del riñón o de la vesícula.
Previene hipertensión. Debido a que contiene apigenina, el apio es perfecto para prevenir la hipertensión arterial y otras enfermedades cardiovasculares. Incluso, los profesionales de la nutrición aconsejan sustituir la sal generalizada que utilizamos en nuestra cocina, por la sal de apio.
Ayuda en la pérdida de peso y digestivo. La alta concentración en fibra y agua que tiene lo hace el perfecto saciador además de un excelente regulador del tránsito intestinal. También ayuda a realizar una buena digestión y a estimular los jugos gástricos, combatiendo los gases y la hinchazón abdominal. Y previene el estreñimiento.
Conciliador del sueño. El apio contiene efectos sedantes, por lo que ayuda al sistema nervioso a relajarse y conciliar el sueño.
Ayuda a regular y aliviar la menstruación y la menopausia. Su contenido en vitamina C y ácido fólico ayuda a nivelar la menstruación y ayuda a aliviar los síntomas de la menopausia.
El apio se puede preparar de maneras muy diversas, se puede servir crudo o cocerlo o hacerlo al horno, veréis que en cualquiera de sus modalidades el sabor es muy intenso y particular.
Suele emplearse mucho en cocina, resultando delicioso en arroces, purés, caldos, además de maridar perfectamente con la pasta, las lentejas, los garbanzos, la quinoa y verduras como la calabaza, el calabacín, las alcachofas, los pepinos, los nabos, los puerros, las cebollas y, cómo no, con las patatas.